Bienvenidos al festín que regularmente organizan en las Marismas de Santoña los cormoranesgrandes. A él están invitadas garcetas, gaviotas, charranes, espátulas, garzas...
Este gavión es bastante conocido en este blog ya que gusta de pasearse por Colindres, Santoña y Laredo... además de llevar una anilla frecuentemente leída por ornitólogos locales. Anillado el 20 de junio de 2012 en la isla de Ré (Francia).
No soy un gran lector de novelas pero me gusta leer, me gusta mucho, y desde siempre he echado en falta algún autor que enfocase su obra desde el punto de vista de un naturalista (a poder ser un ornitólogo) con el añadido, debido a mi incapacidad con otros idiomas, de que estuviese escrito en castellano o al menos traducido al idioma de Cervantes. Y ha tenido que ser un guiri, amigo mío para más inri, el que me diese el alegrón con su libro editado por Tundra Ediciones con el sugerente titulo; La Presa de Hoy.
Además del gran Delibes, sólo recuerdo la novela de Howard Norman, El pintor de aves, y un relato de hace muchísimos años en la revista Reader´s Digest sobre el último correlimos de alguna especie que no recuerdo (cómo me gustaría recuperar aquella revista) como mis lecturas con cierta vinculación con lo natural. Y ha tenido que venir Dave Langlois, un inglesito perfectamente adaptado a la piel de toro (no como los visones americanos...) el que, en cierta manera, me ha compensado de tantos años de búsqueda infructuosa por librerías y páginas de internet con su La Presa de Hoy.
Recibido mi tesoro por mensajería urgente, he de reconocer que me introduje en su lectura con cierto nerviosismo, casi recelo, por no verme defraudado por lo que durante tanto tiempo ansié (lo siento Dave) aún sabiendo del buen hacer de su autor por algún escrito que había pasado antes por mis manos. La incertidumbre apenas duró una página ya que desde el primer momento me enganchó a su lectura de modo fascinante y disfruté con cada capítulo sin excepción.
Ya dije al principio que no soy un gran devorador de novelas y mucho menos puedo vanagloriarme de ser crítico de obras ajenas, pero me atreveré a decir que la novela de Dave me atrapó desde el principio, siguiéndose la trama perfectamente en todo momento, e hilando los acontecimientos con maestría. Las vivencias de Pete, un inglés llegado a la España profunda a trabajar de guarda en un espacio natural, donde es bien complicado luchar contra las cacicadas de ciertos personajes que son aceptadas por el resto de la comunidad con normalidad desde tiempo inmemorial para desesperación de una mirada limpia llegada desde fuera. Pero nuestro héroe (porque para mí estos defensores de la Naturaleza que son capaces de arriesgarlo todo por el resto de la humanidad con una generosidad casi divina, para mí ellos son, como digo, los héroes actuales) no se resigna y luchará por cambiar esas leyes no escritas que tanto y tan mal hablan de la incultura y falta la de educación de una sociedad.
Dave, combina estupendamente momentos dramáticos con buenas dosis de humor (humor inglés, supongo) aderezados con pinceladas de Naturaleza y Bellas Artes, y buenas lecciones de relaciones humanas entre los protagonistas. Un compendio de sensibilidad, ingenio y buen hacer que me ha satisfecho plenamente. ¡Fantástico!
La Presa de Hoy puede conseguirse en Tundra Ediciones con los gastos de envío gratis.
Ahora sólo me queda pedirle una última cosa a Dave Langlois: Comienza ya tu siguiente novela... y ¡ya es ya! Muchos te lo agradeceremos. Y si algún personaje secundario se tiene que llamar Ernesto, bienvenido sea, jejeje. Ya lo dijo Oscar Wilde...
Se nota que el invierno se acerca (lluvia y frío) y ya podemos disfrutar de algunos invernantes típicos de las marismas de Santoña. Hoy en Colindres había 2 serretas medianas, localizadas días atrás por Álvaro Bustamante, el señor de la fluorita.
Un resumen de nuestras vacaciones familiares a través de las aves fotografiadas. Además me apetece ponerle banda sonora así que si no os importa darle al play siguiente y seguir leyendo, por favor.
Estos dos pájaros son los auténticos protagonistas de estos viajes familiares y dependiendo de sus caprichos o necesidades van presentándose el resto de las aves. Yo solamente "sugiero" algún destino cercano y si tengo suerte allá nos vamos volando.
Vuelvepiedras (Arenaria interpres)
Nos hemos alojado en El Rompido, Huelva, y allí mismo teníamos un sendero que conducía desde el hotel al pueblo, en la desembocadura del río Piedras, por el que podíamos disfrutar de bastantes especies.
Los cangrejos violinistas son muy abundantes. Su gigantesca pinza le hace irresistible a las hembras pero gracias a la pequeña puede alimentarse. ¿Con cuál te quedas?
Zarapito trinador (Numenius arquata)
A un par de kilómetros río adentro solía acercarme yo solo a primera hora de la mañana.
Ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus) Allí me relajaba un rato con mis limícolas.
Chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus)
Pagaza piquirroja (Hydroprogne caspia)
También se introducían en el río charranes y pagazas.
Alcatraz atlántico (Morus bassanus) Incluso un inesperado alcatraz que parecía agotado descansaba entre barquitas de pesca.
Tarabilla común (Saxicola torquatus)
Otras avecillas eran comunes en el colindante pinar.
Buitrón (Cisticola juncidis)
Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala)
Las más abundantes eran estas currucas.
Pico de coral (Estrilda astrild)
Los picos de coral se han adaptado muy bien a este hábitat y pequeños bandos se veían incluso desde la terraza del hotel.
Pechiazul (Luscinia svecica)
Muy discretos, sin embargo se veían bastantes pechiazules cuando perdían su timidez y se posaban en su percha.
Mirlo capiblanco (Turdus torquatus)
En el pinar también apareció este bonito macho de mirlo capiblanco.
Rabilargo (Cyanopica cooki)
Los escandalosos rabilargos se dedicaban, como los humanos curiosamente, a la recolecta de los piñones.
Abubilla (Upupa epops)
Las abubillas hundían su largo pico en la tierra buscando los invertebrados de los que alimentarse.
Abubilla (Upupa epops)
Muy abundantes también, para alegría de mis prismáticos.
Correlimos tridáctilo (Calidris alba)
Un barquito nos pasaba del pueblo de El Rompido al otro lado del río para una vez allí, atravesar una pasarela de madera sobre la flecha de arena que se forma en su desembocadura y llegar al océano atlántico. Un paseo por sus finas arenas nos permitió ver numerosos correlimos, gaviotas sombrías y de Audoin, algún alcatraz, aguilucho lagunero, además de medusas gigantescas y huevos de raya.
Otra mañana la dedicamos a visitar las marismas del Odiel. Aquí nos veis bien organizados, Marian mirando a la derecha, yo a la izquierda y Silvia al suelo, mientras Dani inmortalizaba el momento.
Flamenco común (Phoenicopterus roseus)
La especialidad de la zona es muy sencilla de ver.
Espátula común (Platalea leucorodia)
Garceta grande (Casmerodius albus)
Águila pescadora (Pandion haliaetus)
Flamenco común (Phoenicopterus roseus)
Los galápagos nos recordaron que en el hotel nos esperaba una piscina para sobrellevar los 31 grados que caldeaban el ambiente.
Cotorra de Kramer (Psittacula krameri)
De nuestra visita a Sevilla, bien aprovechada de la mañana a la tarde, me traigo esta cotorra omnipresente en toda la ciudad y especialmente ruidosa.
¡Sorpresa para los peques! Mañana vamos a la Warner. Imagino sus sueños con el Correcaminos o con Bugs Bunny.
Allí lo pasamos fenomenal...
Grulla común (Grus grus)
Y las grullas nos sobrevolaban hacia el Sur.
Grulla común (Grus grus)
Hora de la despedida.
Las grullas para el Sur, nosotros para el Norte.
Pd: De los calores aquellos a los fríos de ahora, mi cuerpo ha dicho basta y estoy convaleciente. Estoy ansioso por recuperarme y disfrutar del frío del norte y de sus aves.
Días grises como grullas, regresamos poco a poco hacia Cantabria y de camino nos cruzamos con estas grises damas en su búsqueda de sus clásicos cuarteles de invernada en la península. Mañana ya estaremos en casa y será buen momento para asomarse a la marisma y comprobar si alguna grulla despistada hace una paradita entre nosotros.
Pd: En plena invasión de mosquiteros bilistados por toda la piel de toro, ayer fue Jesús Menéndez quien localizó un par de ejemplares de esta bonita especie siberiana en Santoña.