Ommastrephes bartrami
Entrada dedicada a ciertos "bichos raros" con los que me he topado esta última semana.
Ommastrephes bartrami
El primero es este enorme cefalópodo que no es muy habitual encontrarse cuando paseas por la playa Salvé de Laredo y que Marian, cual investigadora del CSI, analiza tratando de solucionar el terrorífico asesinato.
Arao común (Uria aalge)
Por desgracia también lo tuvo que hacer con 4 araos comunes que yacían inertes y aún calientes, el día 10 de marzo, en la fina arena de la playa cántabra.
Unos días antes (8-3-14) un grupito de 8 naturalistas ávidos de pícidos, nos acercamos a un robledal cántabro con la intención de observar, o al menos oír, algún pico mediano que ya comienzan a reclamar sus amoríos en lo profundo del bosque.
Carbonero palustre (Poecile palustris)
¡Y vaya si aparecieron! Apenas habíamos andado 100 metros de donde dejamos los coches, y allí teníamos una pareja. No les pude fotografiar pero los vimos bien y como imagen de consolación os pongo la de un palustre que también se dejó ver esa mañana.
Álvaro Bustamante - José Portillo
Habiendo triunfado tan temprano, Álvaro y el gran Porti (vencedor del Big Year Spain 2013 con 415 especies) ¿desayunan? algo ligero (huevos, morcilla y patatas, todo ello bien regado con cerveza y vino) para no desfallecer durante la larga jornada que les quedaba por delante.
Como veis, paramos en un típico bar cántabro, con la Virgen del Rocío custodiando a los comensales, muchos jamones colgando del techo, y una enorme cabeza de toro colgada de la pared.
¡Unos bichos raros, éso es lo que somos!
Mi amigo Txusma y yo, nos despedimos de nuestros compañeros porque teníamos que llegar a casa a la hora de comer.
Intentamos localizar algún pito negro en un cercano bosque pero nos tuvimos que conformar con rastros evidentes de que, haberlos haylos, pero a esas horas del mediodía y con un calor sofocante para la época, debían estar aprovechando para descansar... como hicimos nosotros también antes de marchar.
Y finalizo con esta foto en la que podéis ver en primer plano, preparando la foto de grupo, al auténtico bicho de esta historia:
El Bichu Gormeján.
Fue él quien organizó esta salida al campo de la que todos quedamos encantados.
Por la tarde, el resto del grupo (yo a esas horas ya estaba en Laredo) guiados por este enamorado de la Naturaleza y gran conocedor de la mayoría de sus secretos, Máximo Sánchez Cobo, consiguieron disfrutar a placer del otro bicho deseado del día:
El picamaderos negro.
Aunque esta parte de la aventura no la viví en primera persona, leyendo la entrada tan emotiva que Maxi le ha dedicado en su blog...
¡Me parece que estuve allí!
La podéis disfrutar aquí.
¿Te quieres creer que no había leído esta entrada hasta ahora? Me ha gustado mucho. Muchas gracias, un abrazo, y hasta pronto.
ResponderEliminarAsí habrás recordado la jornada. Nos vemos Maxi.
EliminarUn abrazo