Un surfista contempla atónito una sospechosa aleta dorsal que, a escasos metros de la orilla, surca esta playa del Cantábrico. No, no se trata de un amenazante tiburón tratando de alimentarse de algún humano despistado sino de un impresionante Rorcual común (Balaenoptera physalus) que desde el sábado 2-7 se deja ver en la playa cántabra de Oyambre.
Calculan que tendrá entre cuatro o cinco años y una longitud de unos 10 metros (los adultos alcanzan los 25 metros y un peso de 80 toneladas). Parece que no tiene ningún problema físico o de enfermedad y, entre las suposiciones que se barajan para explicar su estancia en este lugar tan poco común, destacan la de que está desorientada y que ha encontrado una importante fuente de alimentación (calamar y parrocha) de la que se está aprovechando.
Viendo la única fotografía que he conseguido hacerla (7-7) en la que apenas se ve su pequeña aleta dorsal, no os podéis hacer una idea del tamaño de este animal, por eso pego esta imagen -sacada de google- para apreciar el enorme corpachón que aparece sumergido en la foto superior. Justo en el momento anterior a retratarla, ha emergido todo su cuerpo y su enorme cabezota, pegando su clásico resoplido que empequeñecía, más aún, al humano que la observaba con admiración.
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