AUSENCIA

 Gaviota patiamarilla (Larus michahellis)

La pareja de patiamarillas que anida frente a mi casa, han vuelto a utilizar esta repisa como "nidito de amor", en estas fechas en que la mayoría de las aves alimentan a sus pollos volantones por el vecindario. Cuando me asomo a la terraza me reciben con amenazantes gritos y sonidos guturales que yo interpreto como un buenos días en el idioma de las gaviotas.

 Si embargo, este año parece que algo ha cambiado y, lo que en otras ocasiones era una feliz familia para estas fechas, es ahora una solitaria pareja de refunfuñonas patiamarillas adultas. ¡Los niños son la alegría de la huerta y se les echa de menos! No sé cual será el motivo de la falta de pollos -en Laredo se realizan descastes de pollos y huevos en los tejados y ahí puede estar la respuesta al enigma- pero yo no desespero y aún me asomo con la esperanza de que aparezca algún pequeñajo desde la zona no visible de la azotea.
 Aquí podéis ver como les fue el año pasado, con ciertas dosis de drama y misterio incluidas.

Las jóvenes Lavanderas blancas acosan a sus progenitores en busca del preciado insecto, que nunca sacia su hambre.

Los Estorninos negros han finalizado la crianza de su prole y ya vuelan libres, aprendiendo a vivir.

Grupos familiares de Vencejos, Aviones y Golondrinas adornan nuestros cielos con sus piruetas y acrobacias aéreas.

Vencejo común (Apus apus)

Un curioso nido -al menos para mí- con cinco pollos que apenas caben en el cuenco de barro. Las golondrinas ponen 4-5 huevos pero yo siempre había visto los nidos con 4 pequeñajos.

Si fuese su padre, me lo pensaría dos veces a la hora de acercarme al nido, con esas bocazas abiertas de par en par, amenazantes.

En mi nido preferido de Golondrinas de Laredo, están a punto de volar los 4 pollos de la segunda nidada del año.

¡Ánimo chicas, a por la tercera!

PD: Me voy a asomar a la terraza a ver si las gaviotas me dan una alegría...