LA MIRADA INDISCRETA

 Trepador azul (Sitta europaea)

En uno de los mágicos bosques de la Cordillera Cantábrica que aún, milagrosamente, se conservan casi vírgenes, la vida bulle coincidiendo con la llegada de la primavera y, muchos de sus habitantes, están muy atareados con las más diversas actividades propias de su especie, además de con las hormonas alteradas.

 Zorzal alirrojo (Turdus iliacus) y Zorzal charlo (Turdus viscivorus)

Entre la hojarasca se alimentan túrdidos, grandes y pequeños, junto a los abundantes pinzones; en el riachuelo se disputaban las sinuosas orillas, perfilando las torrenteras, Mirlos acuáticos y Lavanderas cascadeñas...

 Carbonero palustre (Poecile palustris)

Por las ramas, las características avecillas forestales: Carbonero palustre, Carbonero garrapinos, Carbonero común, Herrerillo común, Herrerillo capuchino, Camachuelo común...

 Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla)

 Aunque nos de esa sensación, no está enjaulado, y disfruta de la vida en libertad junto a su atenta progenitora...

 Ciervo rojo (Cervus elaphus)

En un enclave precioso y sorprendentemente tranquilo.

La hembra parece que volverá a ser mamá en poco tiempo y, entonces, no podrá prestar tantas atenciones a su pequeño vástago del año pasado.

 Huella de Tejón (Meles meles)

Estos bosques conservan ese halo de misterio que cuando los recorres con mirada inquieta, te sobrecogen al saberte invadiendo la casa del Jabalí, del Lobo e incluso, en unos pocos reductos, el territorio del mítico Oso pardo.

Sin embargo, sabes que encontrarte con alguno de ellos será prácticamente imposible y casi siempre habrás de conformarte con localizar algún rastro, huella o cagarruta.

Pero no lo dudes, ellos están ahí, aunque tú no los veas, observándote y añadiendo encanto si ésto fuera necesario, a los últimos bosques caducifolios cantábricos.

Continuará...